domingo, 25 de abril de 2021

22/03/21



Hace exactamente 6 meses que no escribo. La última vez que escribí también fue hablando de vos, pero honestamente las cosas eran muy distintas en ese entonces.

 Hoy es 22 de marzo. Nada especial acontece los 22 de marzo. No es feriado, nunca hace mucho frio o mucho calor, ninguna figura histórica importante murió hoy, no se recuerda el inicio o el fin de una guerra ni nadie es particularmente feliz o miserable los 22 de marzo. Sin embargo, es tal vez esa ordinariez insoportable la que me convoca a estar escribiéndote. 

 Al principio solo te pensaba ocasionalmente, casi que con vergüenza. Usualmente esos pensamientos venían acompañados de un tsunami de culpa, que borraban cualquier rastro de alguna idea que estuviese echando raíces. Pero hoy, una pared de ladrillos con tu nombre se me cayó encima y no sé qué hacer. 

 Hay un sentido de familiaridad que me incomoda mucho. Como si todo lo que vivimos en estos años de repente nos mirara a la cara y nos dijera "¿Como no se dieron cuenta?". Los roces accidentales que ahora solo son claras excusas para tocarnos, todas esas miradas cómplices, las promesas absurdas y miles de recuerdos que se continúan el uno al otro como un perfecto domino. 

 Tal vez si nos dimos cuenta. Tal vez siempre supimos que queríamos decir cuando estábamos solos y se hacía un silencio. Tal vez vos si sabias porque saliste corriendo atrás mío esa noche y yo también sabía que iba a pasar si frenaba. Pero no frene, ni vos seguiste corriendo. Esa simbiosis tacita entre nosotros es un arma de doble filo. Esa complicidad que nos impide dar un paso sorpresivo hacia adelante, porque el otro siempre se va a correr para atrás, manteniendo la misma distancia. Se ve que nunca aprendimos bien a jugar "pan y queso" en el jardín de infantes para poder encontrarnos en el medio. 

A veces solo quisiera poder vivir en ese segundo que se produce entre que mi oración termina y tu risa empieza. Cuando estamos tan cerca que nuestras respiraciones se entrelazan como el naranja y el rosa de un atardecer. Entonces tu calma y mi miedo se funden en un profundo abrazo, resultando en el caos necesario para que lo hermoso suceda sin que nos hagamos muchas preguntas. Vos suspiras, y yo suspiro. Apartamos las miradas y seguimos como si segundos atrás el aire no hubiese pesado una tonelada, ni todos los síntomas del desborde se hubiesen disparado en cada esquina de nuestro cuerpo. Una respuesta automática al estímulo más profundo del ser, una cosquilla al inconsciente.

Al igual que las nubes en la noche, lo que callamos divaga por ahí anunciando que en algún momento nos vamos a largar a llover. Nuestras gotas caerán sobre el mismo océano y finalmente seremos uno. Pero mientras tanto, en el agobiante silencio que es amar en secreto, nosotros somos un grito desesperado del que no sale ningún sonido. Por suerte lo que no te mata en el amor, solo te hace amar más fuerte. 


sábado, 7 de septiembre de 2019

Gone but not foRgotten


Te fuiste. Literal y figurativamente te fuiste. Aunque vos y yo sabemos que me habías abandonado hace rato.

Siempre te caracterizaste por ocultar la realidad a la perfección, sin embargo, te olvidaste de esconder el vacío en tus ojos y el dejo de amargura en tu risa, que alguna vez me perteneció y hoy no es más que un vago recuerdo que visitó los domingos a la noche, cuando a falta de tu compañia le pido a la melancolia que me acompañe.

Me costo mucho, va, me cuesta mucho encontrarme en la soledad. No es que no quiero estar conmigo, es que no quiero estar sin vos. Supongo que es válido que te odie un poco por eso. viniste a enseñarme tantas cosas pero nunca me explicaste como resolverte.

Crei que esta vez iba a pasarme algo que solo podía imaginarme en fantasías. Me equivoque, y ahora estoy encerrada en una gran película con un final nefasto, que aparentemente todo el mundo esperaba menos yo. Pero acá estoy, el sol ya no desayuna conmigo, su lugar lo ocupan gotas de lluvia que se agrandan y aumentan su frecuencia cada vez más a medida que pasa el tiempo.

Cada tanto me freno en seco y me pellizco para ver si estoy soñando, o si la realidad es lo suficientemente triste para cortarme la respiración de a ratos.

Si tan solo supieras lo mucho que me cuesta no entrar al laberinto del "¿Qué hice mal?"  del "¿Qué me falto?". Tal vez porque no quiero saber la respuesta o tal vez porque se que no voy a poder salir.  En el fondo tengo la idea de que si pudieras hacerme entrar, lo harías con tal de saber que al menos, por un rato, no te voy a poder echar la culpa a vos y vos no te la vas a tener que echar tampoco. Siempre era más fácil enojarse conmigo, adiestrarme a mi que hacía todo para curarte dándote  la posibilidad de querer conmigo, lo mismo que yo con vos. No paso, no va a pasar.

Es muy difícil desenojarse con el destiempo, casi tanto como entender que aun estando todo bien,algo puede faltar.

Me parece que el tiempo pasa mas lento cuando me siento a pensar en algunas cosas. A veces ideas abstractas, otras imágenes claras como nuestra última mirada a través de la ventana de tu auto o como la desilusión de tus ojos cuando te diste cuenta que esta vez, yo no tenía la respuesta a tus miedos.

Siempre quise decirte que te perdonaba, porque se que no me pudiste querer y no que no quisiste. Mi corazon con agujeritos después de tanto tiempo había retomado el revoque de paredes para poder darte todo el amor que te faltaba. Aún ahora, te quiero como nunca y te quiero como siempre, a pesar de que me haya tocado ser otro capítulo de "Siga participando" como las tapitas de Coca Cola.

Espero que sepas que en mis ojos siempre vas a encontrar el espejo que necesitas. Yo te vi, te veo, y voy a guardar eso para que lo vengas a buscar cada vez que te sientas perdido.

Supongo que no fuimos mas que una hermosa poesia que no supimos entender: yo pensé que me iba a morir de amor y al final me terminaste matando de angustia.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Beloved Indeed



Que difícil luchar contra el destiempo, contra que todo sea perfecto pero que no sea el momento. Lo duro de querer amarte pero estar desencontrados,de buscarte en todos lados y no encontrarte en ninguno.

Hace un par de horas que me vengo peleando con las ganas de escribirte y la impaciencia de esperarte. Porque no quiero necesitarte pero lo hago. Tu humor irresistible y el recuerdo de tus ojos junto a tus manos recorriendo cada recoveco de mi cuerpo me persiguen sin descanso.

La montaña rusa que es tener la mano en la palanca y no saber si poner quinta a fondo o marcha atrás. Mejor dicho querer acelerar pero saber que es mejor retroceder. Lo intente, te juro que lo intente. Pero no puedo apretar el freno ahora que le agarre el gusto a la velocidad, a la adrenalina de no tener control sobre lo que siento. Cerrar los ojos y recrear la sensación de tu piel tocando la mía, quemándome segundo a segundo, centímetro a centímetro. Acariciarme la boca y que la suavidad de mis dedos refleje tus labios que se amoldan a la perfección con los míos.

Una vez me dijiste que uno se crea sus propias oportunidades, y por eso te fui a buscar. Te olvidaste de decirme que el destino maneja las consecuencias y que pocas veces se pone de nuestro lado.

miércoles, 24 de enero de 2018

Shooting sTAr



Creo que hay algo valiente y soberbio en llevar a cabo cosas o tomar decisiones frente a situaciones que desde el "vamos" uno sabe que están destinadas a terminar mal. Valiente porque uno decide arriesgarse aun sabiendo las consecuencias de hacerlo y soberbio porque a pesar de que todo indique que puede salir mal, uno siempre cree que tiene el poder de cambiar el curso de las cosas, del destino. 

Y quizá es cierto... quizá existe una fuerza más poderosa que el destino mismo y esta depende de nosotros. Si es así, todavía no encontré cómo manejarla, porque por ahora a mi las cartas me las baraja la vida y dudo tener la mano ganadora.

Querer y no poder, qué dilema que tengo con vos. Estar y amar el momento pero tener que atajar el corazón cada vez que se quiere escapar. Tener que cortarle las alas a las mariposas de la panza y pedirle a la piel que se erice menos. Cuidarse en sí, cuidarse de creer que uno es más inteligente y más fuerte que el amor, que se puede tener todo y después dejarlo así como si nada.

Por suerte me niego a creer que las conexiones son efímeras y sin sentido. Nada pasa porque si. Si sucede, conviene y si no conviene igual enseña algo. Y me conforta creer que algo me enseñaste, que no solo vas a ser una gran anécdota u otra página más de este libro.

Hay que saber disfrutar del momento,de poder mirar al techo y escuchar la orquesta del silencio de fondo para que después las risas suenen más fuerte y colmen la habitación de alegría.

Puede que todo esto sea corto y fugaz, pero al menos es. Eso en sí,el coincidir, tal vez sea suficiente.

domingo, 1 de octubre de 2017

And The Oscar GoeS to...



De todas las cosas que han sucedido últimamente, ver como lentamente nos alejamos es quizá la más dolorosa. Posiblemente porque por un largo tiempo fuiste lo único firme en mi vida, lo que te convirtió en una especie de salvavidas del cual cada vez pierdo más y más el agarre y temo que una vez que me suelte por completo no pueda salir más a flote, o tal vez sea que el final cada vez se prolonga más, como esas enfermedades que corroen todo a su paso y te deterioran por completo antes de matarte.

Este último tiempo me encargue de quemarme la cabeza en busca de que gatillo esto. A pesar de que reuní alguna que otra razón, ninguna me conforta ni conforma lo suficiente como para aceptarla. El problema de no encontrar motivos es que es más difícil dejar ir cuando no hay nadie a quien culpar, nadie con quien enojarse.

Cuando nos conocimos me pediste que nos mantuviera vivos, que me asegurara que esto no quedara en nada. Al principio fue fácil porque la incertidumbre y el descubrirnos nos mantuvo entretenidos, pero la luna de miel llego a su fin y todos mis intentos de lograr que esto funcione son saboteados por vos.

Por un lado quisiera que todo vuelva a ser como antes y por el otro que de una vez por todas me dejes ir, porque el tira y suelte constante me está matando.

Antes de que te vayas me gustaría que me digas que le digo al corazón, ese al quele alimentaste las esperanzas, ese que ya no sabe qué hacer con tanto amor. Y los besos, los sueños, los proyectos ¿dónde los pongo?. ¿Las horas de sueño imaginando miles de escenarios? Porque no sé cómo hiciste pero te compraste un palco preferencial en mi imaginación. Siempre ahí, expectante, listo para dar la mejor actuación de tu vida en cualquier historieta que armara en mi cabeza. Y yo, siempre al pie de cañón, fan de tus películas, lista para darte todos los Oscars del mundo.

Lo peor que ahora que son lo único que me queda son lo único que veo. Algunas más que otras, porque esas que terminan en besos y roses son en las que mejor te destacas. Aun así, esas en las que simplemente nos miramos y llenamos la habitación de risas son las que más me pesan.

Supongo que si, que literalmente me comí el cuento, pero a veces la lejanía se hace tan dura que en algún lugar te tengo que encontrar. Al menos hasta que hubiésemos dejado de actuar para concretar, porque entonces a falta de Oscars te hubiese entregado mi corazón. 

miércoles, 21 de junio de 2017


Once upon A Time



Una vez mas me encuentro sentada frente a una hoja en blanco, respirando profundo, intentando poner en orden recuerdos para escribir. Recuerdos que más tarde volveré a encerrar bajo llave en un cajón al final del placar de la memoria.

Miro la hoja en blanco, la primera hoja de un cuaderno nuevo, que posiblemente llenaré escribiendo sobre vos, como lo he hecho con miles anteriores a este. Mientras miro la hoja, en mi cabeza paso de recuerdo en recuerdo como si viese un álbum familiar, intentando encontrar el que más me retuerza el corazón. Con el tiempo la elección se volvió más fácil, al principio recordarte era como una aplanadora, pero poco a poco el dolor fue disminuyendo, sin embargo hay días más difíciles que otros, en los que esos recuerdos en los que nos reímos por horas sin parar no solo me estrujan el corazón si no que me cierran el estómago, me hunden el pecho y me dejan un nudo en la garganta que toma horas, a veces días, en desatarse.

Hoy es uno de esos, y como todos los síntomas del desastre aparecieron de golpe me parece mejor cerrar el álbum y postergar el estreno del cuaderno para uno de esos días donde ver el álbum me enoja más de lo que me deprime.

Me gustaría creer que cerrarlo es la clave para alejarte de mi cabeza, pero lamentablemente estas en todos lados; en cada rincón de mi solitario departamento y en cada recoveco de mi cuerpo, que se siente abandonado desde que te fuiste. La seda de las sabanas no están suave como tus dedos y el espacio vacío de la cama, que parece 20 metros más larga ahora que no estas, concentra un frio insoportable.

Cada mañana el sol empuja y se lleva a la noche y con ella todas esas pequeñas utopías que imagino antes de dormir, donde el destiempo no existe y el “felices para siempre” es el final de todos los cuentos. Supongo que el nuestro ahora solo dice “había una vez un nosotros". Igual,nunca fuiste el tipo de príncipe que iba a rescatar a su  chica, ni yo el tipo de princesa que podía esperar a que la vengan a buscar. Siempre preferí ser mi propia heroína, aunque no hubiese esperado que mi príncipe se convirtiera en dragón, ni que a mí me gustara tanto quemarme.


martes, 7 de febrero de 2017


As I siT by


Mientras estamos sentados uno frente al otro me pregunto si esta es la última vez que nos veremos. Sé que nos vamos a cruzar ocasionalmente porque bueno, frecuentamos los mismos lugares y tenemos muchos amigos en común. Pero, qué si esta vez es la última vez que realmente nos vemos. No de reojo o un vistazo general, sino más bien la última vez que puedo mirarte profundamente a los ojos, deseando que con cada pestañeo un nuevo secreto aparezca en ellos. La última vez que voy a ver de cerca esos ojos color nuez soñado que encajan en el resto de tu cara tan perfectamente. La última vez que vamos a estar tan cerca que puedo oler tu aliento a menta provocado por la cantidad, excesiva diría yo, de chicle que masticas. Tengo tanto miedo de que esta sea la última vez que tus pestañas me acaricien el pómulo mientras te acercas para darme un beso de despedida.

¿Cómo se supone que siga adelante sabiendo que quizá ya no pueda rozar mi brazo con el tuyo casualmente cuando nos sentamos juntos en clase? Jugar secretamente a acercar nuestras manos, casi tocándonos los meñiques, luchando por quien es el primero en ceder y agarrarle la mano al otro.

Y que si de repente siento que es el momento perfecto de decirte que te amo. Cada segundo me siento más segura, sin embargo, la idea de que no me correspondas me preocupa un poco… pero después de todos estos años de ir y venir, de destiempo, de “te amos” que solo pasaron de la boca en forma de suspiro, de quiero pero no puedo, llego el momento de que uno de los dos diga lo que realmente siente. Estoy harta de amarte tanto pero ser incapaz de decirlo porque ninguno de los dos es lo suficientemente audaz para tomar el riesgo.

Supongo que la posibilidad de que no me ames es tan grande como el arrepentimiento que voy a sentir si no te lo digo. Asi que ahora que enfrentamos lo que podría ser nuestro último encuentro, sé que es la mejor oportunidad que tengo. Dejemos que el destino elija.


22/03/21 Hace exactamente 6 meses que no escribo. La última vez que escribí también fue hablando de vos, pero honestamente las cosas eran mu...